Mi abuelo nació el 9 de abril de 1910 en Almeria. En todos mis relatos no pondré nombres para mantener mi y su privacidad así como recuerdos dentro de mi núcleo familiar.
Eran tiempos de guerra civil, y él, mi abuelo, aquel hombre rubio de ojos azules fuera de su tierra natal, emprendió un largo camino hacia la guerra. Pensaba que la paga de cada día por alistarse llegaría a su mujer e hijos pero no fue así como más tarde comprobaría.
Y emprendió así su lucha, más rojo que nunca lucharía contra los defensores de Franco.
Fue valiente y su coraje le llevó a tales límites que fue la metralla en su pierna izquierda la que haría que cayera en campo enemigo. Pasó dos días haciéndose el muerto rodeado por cientos de cadáveres, esperando que su viejo amigo como le prometió viniera a buscarlo. Tuvo que hacerse el muerto porque el enemigo, aquellos moros que luchaban con las fuerzas de Franco, abrían la boca a todo valiente caído en batalla con el fin de arrancar los dientes de oro y así hacerse un poco más rico en tiempos de hambre.
Tras pasados los dos días y desangrado a punto de morir, su tan querido amigo regresó a por él. Lo llevaron al hospital y su mujer e hijos pasaron noches y noches durmiendo en un banco esperando su salida, aquellos tiempos eran duros, muy duros y la calle se convertía en el hogar más cálido que podías encontrar. El cielo era gris, la olor a pólvora era incesante y el hambre era el peor enemigo que había por aquel entonces, peor que la propia guerra.
No dejó que le amputaran la pierna.... años más tarde sería su sentencia de muerte.
Dentro de unos días os explicaré como vinieron a su casa las fuerzas de Franco a por el traje que llevaba en la guerra....
Eran tiempos de guerra civil, y él, mi abuelo, aquel hombre rubio de ojos azules fuera de su tierra natal, emprendió un largo camino hacia la guerra. Pensaba que la paga de cada día por alistarse llegaría a su mujer e hijos pero no fue así como más tarde comprobaría.
Y emprendió así su lucha, más rojo que nunca lucharía contra los defensores de Franco.

Tras pasados los dos días y desangrado a punto de morir, su tan querido amigo regresó a por él. Lo llevaron al hospital y su mujer e hijos pasaron noches y noches durmiendo en un banco esperando su salida, aquellos tiempos eran duros, muy duros y la calle se convertía en el hogar más cálido que podías encontrar. El cielo era gris, la olor a pólvora era incesante y el hambre era el peor enemigo que había por aquel entonces, peor que la propia guerra.
No dejó que le amputaran la pierna.... años más tarde sería su sentencia de muerte.
Dentro de unos días os explicaré como vinieron a su casa las fuerzas de Franco a por el traje que llevaba en la guerra....